Una vez más Carlos Slim, el hombre más rico de México, puso el dedo en la llaga a los políticos y se echó a la bolsa a millones de mujeres que trabajan en el hogar, al proponer un salario mínimo para las amas de casa.
Todo ocurrió durante la cumbre de negocios en San Luis Potosí, donde el industrial más rico de México y en muchas ocasiones el más acaudalado del mundo, habló poco, pero lo suficiente como para hacer reflexionar a millones de mexicanos.
De acuerdo a la postura de Carlos Slim, millones de mujeres trabajan en el hogar educando mexicanos, alimentándolos, protegiéndoles, sirviéndoles hasta llegar a la edad productiva.
Por todo ese trabajo que realizan sin reconocimiento oficial, el gobierno federal diseñó múltiples programas para irlas dotando de paliativos, con los cuales empadronarlas y tenerlas cautivas con fines electorales.
Muchísimas familias dependen de esos programas que sirven de clientelismo electoral y a cambio son empadronadas con los datos de la credencial de elector, con el pretexto de hacer todo de manera oficial y luego en total descaro, les dicen que “Está prohibido atender estos programas con fines electorales” jajajajaja.
Si la propuesta de Carlos Slim fructificara, si los diputados de todos los partidos legislaran al respecto, millones de amas de casa recibirían una justa retribución a su trabajo y se acabarían los programas sociales, que solo buscan fortalecer candidatos y partidos.
Por lo tanto, la propuesta del empresario volvió a remover las turbias aguas de la política y obligó a la reflexión de millones de mexicanos, además de advertir que si gobierno y partidos en verdad quisieran ayudar, les pagarían a las amas de casa un salario por el quehacer que realizan con tanto amor y de manera desinteresada.
Al respecto, el diputado federal del PRD Julio Saldaña Morán, expuso que la idea del empresario mexicano no es nueva, pero que tiene un soporte en el sentimiento familiar, debido a que las amas de casa no reciben reconocimiento de ninguna especie,
Remarcó que los diputados han cuantificado que el gobierno federal tiene aproximadamente 6 mil 500 programas sociales de todo tipo, que solo sirven para ir dando ayudas a la gente, en vez de contribuir a resolverles sus verdaderos problemas económicos y sociales.
Sin embargo, el propio diputado Saldaña expresó que en este momento el gobierno federal no va a dar entrada a una iniciativa de ese tipo, porque los programas sociales le funcionan para tener cierto control entre la población.
Julio Saldaña aseguró que Carlos Slim tiene pleno conocimiento de lo que está diciendo y sabe perfectamente que el gobierno federal tiene las posibilidades económicas para pagar un salario a las amas de casa.
Reconoció que ese salario permitiría acabar con parte de la corrupción, la especulación el clientelismo electoral, la manipulación y la ofensa a millones de mujeres a las que se les da unja despensa o una mínima cantidad esporádicamente, lo que las hace susceptibles a simpatizar con determinado partido o candidato.
Por ello Saldaña indicó que la propuesta está hecha y en un tiempo no muy lejano, el tema se volverá a discutir ya con la idea de aprobar que las amas de casa mexicanas abandonen esos programas, como el de “jefas de Familia”, que solo avienta migajas, pero no resuelve nada.
¿No lo cree usted?
SALDAÑA LLAMA MENTIROSO AL SECRETARIO DE ENERGÍA
En su comparecencia en la Cámara de diputados, el Secretario de Energía Pedro Joaquín Coldwell, el diputado federal del PRD Julio Saldaña Morán dio tremenda despedida al funcionario federal, al advertirle que fracasó en todos los planes que había prometido dentro de la reforma energética, el gas sigue subiendo, lo mismo la gasolina y ni se diga la energía eléctrica, las grandes compañías extranjeras siguen ganando terreno en México y Pemex se sigue desmantelando.
Lo que no sabía el diputado Saldaña es que los funcionarios federales que comparecen traen tremenda concha y están dispuestos a soportarlo todo.
Para nosotros una vez más la pregunta ¿Y los diputados veracruzanos del PRI y del PAN siguen ahí? Porque están agazapados, en silencio y estirando la mano.
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